La obesidad es causada por muchos factores, comenzando por nuestra carga genética, responsable entre un 25 y 30% de los casos, los alimentos que ingerimos, la inactividad física, algunas enfermedades médicas, como el hipotiroidismo, algunos medicamentos y el embarazo, que también parece ser un factor que contribuye a la obesidad.
Se sabe que existen enfermedades fuertemente asociadas a la obesidad como la hipertensión arterial, la resistencia a la insulina, la diabetes mellitus tipo 2, los problemas de colesterol y triglicéridos, apnea del sueño, hígado graso, cálculos a la vesícula y problemas osteoarticulares, entre otros. Estas enfermedades progresan en conjunto con la obesidad, empeorando la calidad de vida y expectativa de vida de las personas.
El índice de masa corporal (IMC) es una relación entre el peso y la talla, y se utiliza para evaluar el grado de sobrepeso y obesidad de una persona. No obstante, es sólo uno de los muchos parámetros que se deben considerar para decidir si una persona tiene indicación de cirugía de obesidad.
Sí, existen varios procedimientos quirúrgicos para tratar la obesidad y sus enfermedades asociadas, cada uno con sus ventajas y desventajas. Por esto, el equipo interdisciplinario evalúa cada caso de manera individual para analizar cuál es el procedimiento más adecuado para cada paciente.
Generalmente, el paciente se hospitaliza el mismo día de la cirugía y se va de alta al tercer o cuarto día después de la operación.
Contamos con nutrióloga y nutricionista que le enseñan a nuestros pacientes en forma previa a la cirugía como nutrirse de manera práctica y sana. Además, acompañamos a cada paciente durante el primer año posterior a la cirugía, adecuando progresivamente las dietas, a fin de lograr un óptimo en su baja de peso y un buen control de sus enfermedades asociadas.
Los controles después de la cirugía son a la semana, al mes, a los 3 meses, a los 6 meses y al año. Los controles con nutricionista, nutrióloga y psicóloga si fijarán según las necesidades de cada paciente y se acordarán con cada profesional en particular. Con respecto a retomar su vida normal, esto depende de las condiciones físicas y psicológicas de cada paciente. El ejercicio físico y el reintegro laboral suele ser luego de dos a tres semanas de ser operado.
Está comprobado que las enfermedades asociadas a la obesidad mejoran luego de la cirugía. Algunas de éstas, como la diabetes, mejoran incluso dentro del primer mes de ser operado. Es por esto, que nos preocupamos del seguimiento de nuestros pacientes, para nosotros es fundamental que nuestros pacientes se sientan acompañados en todo momento de su tratamiento para que sus resultados se optimicen aún más.
Muchos de los medicamentos que se utilizan en forma habitual, y en forma previa a la cirugía, serán ajustados según indicación médica y en algunos casos incluso suprimidos. Además, se agregaran vitaminas y minerales para suplementar la dieta de acuerdo a cada caso particular.
Sí, luego de un tiempo y en acuerdo con su médico tratante, puede ingerir alcohol. No obstante, debe recordar que su estómago tendrá un tamaño menor, lo cual aumenta la absorción a nivel intestinal disminuyendo la tolerancia.
Durante el primer año después de la cirugía no se recomienda el embarazo, debido a que la mayor pérdida de peso es en este período y esto podría afectar al bebé. Luego de este periodo es aconsejable que usted consulte con su ginecólogo para planificar el embarazo.
Los costos varían dependiendo del plan de salud del paciente y el lugar en dónde se realice la cirugía. Las ISAPRES y los seguros complementarios tienen cobertura para cirugías de este tipo. Para más información y asesoramiento, contáctese con nosotros.
Transcurrido un año de la cirugía, la disminución del exceso de peso se hace más lenta, es en este momento cuando se pueden realizar operaciones para remodelar la figura.