Esta técnica pionera en Chile, está marcando tendencia a nivel mundial por sus resultados estéticos y funcionales, con un procedimiento menos invasivo, menos doloroso y con una recuperación más rápida.
La rinoplastia es una cirugía que permite cambiar la apariencia de la nariz, de acuerdo al objetivo de cada paciente: Reducir o aumentar su tamaño, retocar la forma de la punta, disminuir el ancho de las fosas nasales o modificar el ángulo entre la nariz y el labio superior.
El Dr. Jaime Farfán, otorrinolaringólogo de Clínica Ciudad del Mar, investigador y docente, trajo desde Francia una nueva técnica de rinoplastia que reemplaza la metodología tradicional por una cirugía de preservación dorsal, con la cual se logran resultados más naturales, resguardando la funcionalidad e integridad de la nariz.
“En las cirugías tradicionales, el objetivo es la resección de la giba nasal (aquel molesto levantamiento que sobresale de la nariz) para modificarla, sacrificando inevitablemente tejido de soporte, por el uso de raspas y cinceles, debilitando la estructura nasal y requiriendo injertos para su reparación, con resultados estéticos y funcionales a veces inciertos, dejando el clásico aspecto de nariz operada. Además, usualmente se realizan incisiones en la columela (bajo la punta nasal), levantando la piel que la recubre, abriendo la nariz como si fuese un capó de automóvil para trabajar sobre ella, sacrificando piel, ligamentos y tejido de sostén de la punta, dejando cicatrices”, explica el doctor.
La cirugía de preservación dorsal, en cambio, es completamente innovadora en términos de ejecución. Con esta técnica se desciende la bóveda nasal en bloque, hasta la altura deseada, conservando la anatomía de la nariz, sin tocar la estructura principal, logrando un reposicionamiento de la pirámide nasal sin necesidad de injertos posteriores. Se complementa desde el interior de la nariz, a través del uso de un endoscopio, en un procedimiento conocido como “Push Down”. Es una intervención controlada, en la que no se corta la piel de la base, sin incisiones ni cicatrices visibles, ya que se trabaja internamente, con resultados más estables a largo plazo.
“Lo que se busca es obtener la mejor versión de la nariz, con un acabado natural, en armonía con los rasgos de la cara, para que la persona no pierda su identidad”, señala el Dr. Farfán, quien es el único especialista del país que realiza esta técnica. Otro de los beneficios de este procedimiento es que además, al ser realizado por un otorrino, no solo interviene estéticamente, sino que además se resguarda que el paciente quede respirando bien.
Esta operación se recomienda para narices sin intervenciones previas. Se realiza en pabellón, con anestesia general y dura aproximadamente 1 hora y media. El postoperatorio también es más sencillo que en la versión tradicional, requiriendo de máximo 1 noche de hospitalización, dependiendo de las características de cada paciente. Además, este proceso es menos doloroso, sin sangrado ni tapones. Los pacientes no sólo observan cambios estéticos, aquellos que tienen problemas para respirar mejoran esta condición, y su confianza personal aumenta positivamente.
Esta innovadora cirugía está disponible en Clínica Ciudad del Mar y es parte de la oferta paquetizada con valor conocido, modalidad en la que el paciente accede a diversos procedimientos con precios preferenciales.