El nacimiento de un niño prematuro es el comienzo de un largo y muchas veces difícil recorrido, tanto para el hijo como para sus padres, durante el cual necesitarán el apoyo de todo su entorno. Además, es necesario que el menor sea tratado por un equipo multidisciplinario.
El Dr. Eduardo Ahumada, especialista en Neonatología de Clínica Ciudad del Mar, explica: “El concepto de prematuro define a todo infante que nace antes de las 37 semanas de edad gestacional. Por otra parte, prematuro extremo es cuando se da a luz con menos de 32 semanas de gestación o menos de 1,5 kg. Esta última es responsable del 75% de las muertes neonatales y 50% de las secuelas neurológicas”.
Según cifras de la Sociedad Chilena de Pediatría en Chile, en las últimas dos décadas, se ha observado un aumento del 29% de nacimientos prematuros. Se describen como causas de parto adelantado la edad de las madres, muy jóvenes o mayores de 40 años, situación nutricional alterada por déficit o exceso (obesidad), patologías maternas mal controladas como hipertensión o diabetes y falta de control prenatal.
“Los cuidados durante la hospitalización van a depender de cuán prematuro sea el menor y se deben aplicar desde el preciso momento del nacimiento, recibiendo al recién nacido en una cuna especial que pueda mantener la termorregulación, adicionalmente, se debe fomentar el apego lo más pronto posible, según las condiciones, y apoyar el inicio precoz de la lactancia materna, fomentando el vínculo del binomio madre-hijo”, señala el Dr. Ahumada.
En el caso de un prematuro extremo, el neonatólogo indica que es importante contar con una Unidad de Cuidado Intensivo (UCI) Neonatal completamente equipada, con personal altamente capacitado para solucionar los problemas inherentes de la prematurez sobre todo respiratorios, infecciosos, neurológicos, nutricionales, además de coordinar estrictos controles con Oftalmología y Cardiología.
Los niños prematuros son solo dados de alta cuando están estabilizados, tienen un peso superior a 2 kilogramos, cuentan con exámenes de rutina con buenos resultados, se logran alimentar de manera autónoma, ya sea con leche materna o fórmula especial.
En el domicilio, estos lactantes deben ser controlados periódicamente, recibir todas las vacunas del Programa Nacional de Inmunización y aquellas complementarias, las que deben gestionar cuando los pequeños cumplan la edad cronológica, según el calendario.
Finalmente, el Dr. Ahumada enfatiza: “Lo más importante es que los tutores se preocupen de seguir las indicaciones y cumplir con el esquema de vacunación, debido a que, por su prematurez, estos recién nacidos tienen mayor riesgo de adquirir infecciones que pueden evolucionar en forma grave con eventuales hospitalizaciones e, incluso, producir la muerte. Las principales secuelas están en el ámbito respiratorio, neurológico y nutricional. Por esta condición, es que ellos deben de quedar en controles estrictos al alta con seguimiento por parte de un equipo multidisciplinario”.