La primera consulta con el ginecólogo tal vez nunca se olvida. Y es que además de temores sobre si las van a examinar o cómo van a tratar ciertos temas, tanto para los padres como para las adolescentes, se trata de un hito más en el tránsito hacia la adultez. En una charla realizada en CCdM, la Ginecóloga Infanto – Juvenil, Dra. Daniela Badilla abordó este tema, explicando que: “en general hay cierto nerviosismo y por eso es conveniente saber que en la primera consulta no necesariamente se examinan los genitales, sino que se hacen revisiones generales como medir, pesar, revisar las mamas, ver cómo están los vellos para determinar posibles trastornos hormonales, junto a aconsejar respecto de las vacunas que debieran ser colocadas en la adolescencia”. La especialista sostuvo que esta primera revisión debiera realizarse antes de la menarquia, o primera menstruación, para controlar cómo va el desarrollo sexual. Ahora bien, si la adolescente ya ha tenido menstruación, se analizan los ciclos y es importante también porque se revisa el calendario de vacunaciones y aconseja respecto a las vacunas de la hepatitis B, virus Papiloma, varicela y pertusis acelular. “Es ideal sostener una conversación cercana, donde se hable además del calendario menstrual, cómo llevar un registro, las recomendaciones de higiene y así aclarar todas las dudas. Por lo mismo es vital que se establezca un vínculo con la adolescente para así poder tocar temas que a veces no habla con sus padres”, señala. Finalmente, la especialista agrega que la joven necesita saber que el ginecólogo no comentará lo que le han confiado y aunque los médicos mantengan el secreto profesional, para tranquilidad de la paciente, muchas veces es preferible que no sea el mismo doctor el que atienda a madre e hija. Y es que ese vínculo de confianza, permitirá a la paciente acudir a la profesional en el futuro frente a dudas o problemas, y a mantener un hábito de control preventivo, al menos una vez al año.
