En la época estival, es muy común escuchar decir a nuestros pequeños: mamá, estoy aburrido, quiero salir, hagamos algo, vamos a ver a alguien, entre otras cosas. No debemos estresarnos pensando qué podemos hacer para que nuestro pequeño se divierta. Tampoco se trata de colapsar al niño con salidas a museos, zoológicos, parques u otros lugares, debemos considerar el aburrimiento como un invitación a que el pequeño cree, descubra e invente, el aburrimiento invita a desarrollar otros aprendizajes, llamados informales.
Badilla ve en el aburrimiento “la oportunidad para que el pequeño encuentre una actividad, haciendo uso de su imaginación y creatividad”.
No todo se aprende en una sala de clases, los pequeños son muy proactivos, desean conocer y explorar el mundo en el que están insertos. En la época estival debemos escuchar y practicar el cliché “aprender jugando”, en vacaciones podemos reforzar las debilidades académicas del niño, sin que este lo note, por ejemplo: contemos cuantos árboles hay en el camino a la playa o el que lea más carteles gana, el pequeño querrá jugar con sus padres y nunca pensará que al hacerlo está reforzando el aprendizaje adquirido en la escuela. “El juego es muy útil para consolidar aprendizajes y desarrollar nuevas habilidades en distintas áreas (cognitiva, afectiva y social)”, afirma la psicóloga Claudia Badilla.
Pequeños de vacaciones, padres trabajando…
Muchos panoramas podemos elegir para nuestros niños, pero hay veces en que las vacaciones de los hijos no coinciden con la de los padres, ¿qué hacer en estas ocasiones? La especialista aconseja que:
· Una gran ayuda son las clases de verano o talleres ofrecidos por algunas municipalidades o empresas. En estos lugares los pequeños desarrollaran de manera lúdica actividades deportivas, musicales o artísticas con otros niños, que fomentan la interacción y el conocimiento del entorno.
· Que sea época estival no significa que los niños deban ir todos los días a la piscina, estas actividades más veraniegas las pueden dejar para los fines de semana, cuando los padres puedan participar, para que así los pequeños recuerden las vacaciones con sus padres presentes.
· Talleres de manualidades, danza, teatro, circo o fútbol, son actividades atractivas para los pequeños, ya que no las asocian a la escuela. En estas actividades, los niños adquirirán otros aprendizajes a través de la diversión. La pluralidad de conocimientos enriquece a los más pequeños, ya que si no tuvieron un año académico exitoso, podrán encontrarlo en algunas de estas estas actividades.
“Es fundamental entender que si un niño tiene dificultad en el rendimiento académico, más que nadie requiere de las vacaciones para sentirse competente en alguna otra actividad; ya que todo escolar requiere experiencias de éxitos, que resulta fundamental para formar un concepto de sí mismo adecuado, que después influirá en la constitución de su identidad y que es la base de una buena autoestima y confianza hasta adulto”, concluye la psicóloga de Clínica Ciudad del Mar, Claudia Badilla.
Algunas actividades que se pueden realizar
Prescolares (3 a 5 años aprox.):
· Manualidades, crear a partir de rayas.
· Jugar con otros niños: a juegos simbólicos, de roles, disfrazarse.
· Juegos en el agua, arena, con supervisión.
· Hacer experimentos simples, como plantar y cuidar un árbol.
· En familia, adivinar personajes por imitación o dibujos.
· Compartir la lectura o creación de cuentos.
· Visitar abuelos, tíos de confianza para socializar en un ambiente protegido.
Escolares (6- 11 años aprox.):
· Crear cuentos, ilustrarlos.
· Coleccionar objetos, álbumes, insectos.
· Arrendar y ver películas en casa, invitando a algún amigo.
· Juegos de actividad física: a la pelota, tenis, andar en bicicleta, otros.
· Juegos de salón.
· Evitar que pasen todo el día conectados a videojuegos, pactar un horario.
· Incentivar la lectura mediante libros o historietas entretenidas.