Lavado de manos: efectividad para prevenir enfermedades

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Cuadros infecciosos virales y bacterianos, como gripe, neumonía y síndromes diarreicos, son algunas de las infecciones que fácilmente se podrían evitar mediante el constante y adecuado lavado de manos. Un acto simple, casi mecánico, que incluso podría transformarse en la mejor campaña de salud mundial, como medida de prevención de estas enfermedades. En este sentido, la Dra. Daniela Fuentes, pediatra infectóloga de Clínica Ciudad del Mar, sostiene que esta es una práctica efectiva, fácil y económica que se debe inculcar desde pequeños.

Las manos están en constante contacto con una gran cantidad de objetos y personas, quedando expuestos a gérmenes que pueden ser perjudiciales para la salud. De esta manera, cuando no se lavan las manos con agua y jabón, las bacterias, virus e incluso parásitos del ambiente, se pueden transmitir más fácilmente, ya sea por contacto directo o indirecto. (Personas o superficies, respectivamente)

Higienizar esta parte del cuerpo varias veces al día parece una práctica habitual, que todos tienen presente en su inconsciente colectivo, algo natural y totalmente obvio. Sin embargo, muchas veces esta práctica no se realiza con la periodicidad que debiera para evitar enfermedades, sobre todo aquellas que llegan con el invierno.

En este sentido, los niños son los más vulnerables al contagio de enfermedades respiratorias, especialmente cuando son causadas por un saneamiento inadecuado y prácticas de higiene deficientes.

“La higiene de manos es una medida básica de limpieza, una barrera para evitar y controlar la propagación de agentes infecciosos. Es muy importante inculcar este hábito desde la niñez, de modo que se cree una rutina y conciencia precoz al respecto”, indica la pediatra infectóloga de Clínica Ciudad del Mar, Dra. Daniela Fuentes.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo mueren 3,5 millones de niños cada año por enfermedades infecciosas que desencadenan diarrea, hepatitis, tifus y neumonía, producto de la ausencia de una higiene básica. Si bien estas cifras son alarmantes, existen campañas a nivel internacional que apunten a controlar y prevenir la propagación de este tipo de infecciones.

¿Cómo y cuándo asearlas?

Lavarse las manos es un hábito de higiene personal muy importante, por lo que es fundamental que tanto niños como adultos sepan hacerlo bien y cuando corresponde. Esta medida ayuda a disminuir en un 50% la posibilidad de contagio ambiental, de acuerdo a datos de las autoridades de salud.

“Los padres cumplen un papel esencial en la incorporación de esta costumbre sencilla y útil a la vida diaria de los niños. Ellos deben enseñarles a sus hijos y dar el ejemplo, en primera instancia, explicándoles que al practicar esta pequeña rutina, se pueden lograr múltiples beneficios para la salud”, recuerda la pediatra infectóloga.

De acuerdo a lo señalado por la Dra. Daniela Fuentes, de Clínica Ciudad del Mar, para asear las manos correctamente se debe usar agua y jabón, preferiblemente líquido, ya que contamina menos. “El lavado debe comprender toda la superficie de las manos, incluyendo muñecas, palmas, dorso y dedos, así como también se debe cepillar debajo de las uñas. Es importante frotarlas durante 15 segundos ―al menos―, enjuagar bien con abundante agua y secar con toallas desechables o secador, ya que la toalla de tela sólo es recomendable para el hogar”, puntualiza la especialista, quien además agrega que “el alcohol gel es una alternativa adecuada cuando se está fuera del hogar, pero el producto sólo es efectivo cuando las manos están libres de cualquier residuo orgánico”.

La Dra. Fuentes es enfática en señalar que las manos deben mantenerse idealmente con la uñas cortas y limpias siempre, sobre todo tras ciertas situaciones, tales como: después de ir al baño, al regresar a casa, antes de comer, después del contacto con animales y/o tierra, luego de sornarse, toser o estornudar, entre otros.