Marcela Vergara, de 50 años, tuvo un diagnóstico certero de cáncer de mama gracias al control anual con mamografía.
Se realizaba todos los años este examen, debido a que tenía un quiste de agua benigno y microcalcificaciones, las cuales debía mantener controladas. Durante la pandemia no se hizo este estudio y durante todo ese tiempo se realizaba el autoexamen mamario, pero no sentía nada y la apariencia de sus mamas era absolutamente normal: no tenían ningún color, textura diferente o dolor que le hiciera presumir que algo estaba mal.
En enero de este año, se realizó la mamografía de manera preventiva, la cual arrojó microcalcificaciones que debían ser estudiadas en mayor detalle. Cuando supo la noticia pensó que debían ser las anomalías de siempre y no prestó mayor atención. En marzo llevó estos resultados a un centro de salud, donde le señalaron que entre el análisis anterior y el actual había crecido el número de microcalcificaciones y tenía en otros lugares, razón por la cual fue derivada a realizarse una biopsia.
“El día 21 de junio me diagnosticaron cáncer de mama. Uno no puede creer que algo de tu cuerpo está funcionando mal, es un golpe emocional. Luego de esa mala noticia, vino otra que me dio calma frente a este resultado. El médico me indicó que la enfermedad era in situ y llevarían mi caso a comité, donde lo más probable es que determinaran realizar una operación para extirpar la enfermedad”, comenta Marcela.
En ese momento, fue derivada desde el hospital a Clínica Ciudad del Mar para ser atendida por el Dr. Claudio Rath, mastólogo, quien estudió toda su situación y le comentó que la operación constaba de dos etapas; la primera para retirar el tejido mamario afectado por la enfermedad e instalar un expansor, para luego seguir con la segunda fase que tiene como objetivo la reconstrucción mamaria.
“El día 23 de agosto fue la intervención y sentí mucha paz porque sabía que había salido el cáncer de mi cuerpo. Por otro lado, me sentía afortunada y agradecida de la vida porque tuve un diagnóstico oportuno. Fui súper bien atendida en la Clínica por todo el personal, desde el médico, anestesistas, matronas, enfermeras y auxiliares de servicio. Me sentí muy acompañada en todo el proceso, sobre todo por el Programa de Navegación Oncológica, quienes estaban constantemente preocupados por mí. El Dr. Rath me comentó que pronto estaré de alta de esta primera etapa porque el cáncer fue eliminado de la mama a través de la cirugía”, destaca.
Marcela señala que durante todo este proceso ha aprendido mucho, ya que para ella este tipo de situaciones la hacen más fuerte y le ayudan a darse cuenta de la importancia de disfrutar los momentos y las cosas lindas de la vida. Actualmente, se encuentra a la espera de la biopsia para saber qué tratamiento deberá seguir y, posteriormente, poder realizarla reconstrucción.
Finalmente, enfatiza: “Tenemos que ser responsables con nuestro cuerpo, sobre todo en enfermedades complejas como el cáncer. Si es detectado a tiempo nuestro pronóstico va a ser mejor, por lo tanto, el autocuidado y una mamografía periódicamente son muy importante porque en mi caso, si no me hubiese hecho este examen, es probable que no me hubiese dado cuenta hasta en 2 años más, cuando ya estuviera ramificado. También, es muy útil llevar un registro de los análisis porque eso va a ser significativo para comparar entre un resultado y otro”.