Obesidad, hipertensión, hipertrigliceridemia o resistencia a la insulina son algunas de las patologías que podría provocar el consumo excesivo de jugos o bebidas. La causa de esto se explica por el alto contenido de azúcares, un rango mayor o igual a 7 gramos por porción.
De esta manera el Instituto de Salud Pública (ISP) reveló que el 43 por ciento de jugos y bebidas analcohólicas no gaseosas no tienen rotulado “altos en azúcar”. Según la nutricionista de Clínica Ciudad del Mar, Daisy Ruiz la recomendación es limitar el consumo y en lo posible eliminarlo. Señala además que en el mercado existe gran variedad aguas saborizadas bajas en sodio y libre de azúcar.
Según la Organización Mundial de la Salud, Chile es el segundo país de Sudamérica con más mujeres obesas (33,6%) tras Venezuela (34,8%), y el tercero en hombres (24,5%), luego de Argentina (27,4%) y Venezuela (26,6%). Un panorama no muy alentador para las próximas generaciones.
Los niños son los de mayor riesgo, ya que las patologías asociadas al elevado consumo de azúcares son de carácter crónico. “Mientras más temprano sea el inicio de la patología, mayor será la probabilidad de contraer complicaciones futuras”.
La nutricionista recalca que la enseñanza debe comenzar en casa. “Si los niños no tienen acceso a este tipo de bebidas, lo más probable es que no las consuman. Lo importante es acostumbrarlos a sabores más neutros y establecer que la hidratación es en base a agua y no reemplazarla por bebidas cargadas de azúcar, sal y colorantes”.
Y enfatiza: “La mejor recomendación es aprender a tomar agua sin ningún tipo de aditivo (colorante, educolorante), o en su reemplazo jugo de fruta cocida”.