Bastan sólo cuatro años fumando de manera habitual para que se deteriore en forma evidente la memoria, la capacidad del cerebro de planificar y la destreza para cualquier tarea cognitiva. Así lo determinó un estudio del Kings College (Londres) publicado recientemente en la revista Age and Ageing. Y aunque las conclusiones podrían alarmar a cualquiera de los adictos a la nicotina, el Neurólogo de Clínica Ciudad del Mar, Dr. Enzo Rivera, explica que el tabaco afecta severamente la microcirculación cerebral y es un factor de riesgo de accidentes cerebrovasculares.
La investigación analizó cómo afecta un infarto al cerebro. Así, se estudiaron los datos relacionados con el estilo de vida de 8.800 individuos mayores de 50 años a los que se les valoró su estado cognitivo y se les sometió a un aprendizaje de nuevas palabras en un minuto. Las pruebas se repitieron a los 4 y 8 años.
Los resultados mostraron que el riesgo global de un infarto se relacionaba con un deterioro cognitivo importante. Pero también que el tabaco estaba relacionado con los peores resultados en los test. Si además se padece hipertensión y obesidad, el deterioro de la memoria es mucho mayor, tal y como concluyen los autores de la investigación.
El Dr. Rivera explica que la nicotina es un alcaloide con efectos simpáticomiméticos, lo que significa que produce un estrechamiento reversible e intermitente en las arterias del cerebro. Ello empeora la oxigenación de las neuronas y acentúa los daños que ya tienen las personas de edad avanzada.
Producto de lo anterior, el Dr. Rivera señala que es importante crear conciencia sobre la necesidad de cambiar ciertos estilos y hábitos de vida. Así, una dieta equilibrada, mantener un peso saludable, ejercitarse regularmente, controlar la presión sanguínea y el colesterol, además de evitar el consumo de tabaco, pueden marcar la diferencia.