Valentina Baeza, una joven de 20 años, se contagió de COVID-19 y estuvo 50 días hospitalizada en la UCI de Clínica Ciudad del Mar, de los cuales 27 estuvo con coma inducido.
Valentina vive con su marido, Aldo, y su pequeño hijo, Gianluca. Después de un día de trabajo cualquiera, su pareja comenzó a manifestar síntomas, pero pensaron que se trataba de un simple resfriado. Al pasar unos días, él se hizo un examen PCR que resultó positivo. Ella se contagió cuando el niño tenía solo 3 meses de vida.
“Ser mamá y contagiarme de coronavirus fue muy difícil. No quería dejar a mi hijo, porque él era muy pequeño. Con mi marido no nos habíamos vacunado y eso nos jugó en contra. En el octavo día, comencé a tener mucha fiebre, tos, no podía respirar bien y tuve alucinaciones. Tenía mucho miedo, sentía que me iba a morir. Me llevaron a un centro asistencial donde me dio un paro respiratorio, ahí me intubaron y trasladaron a Clínica Ciudad del Mar”, recuerda.
El 14 de mayo fue hospitalizada y estuvo 27 días en coma inducido. Valentina tiene asma crónica, por lo que desarrolló un complejo cuadro de neumonía. El 11 de junio logró recuperar la conciencia y los terapeutas ocupacionales la orientaron para que recordara quién era, qué le había pasado y dónde estaba.
Sus piernas estaban muy débiles y no podía caminar, se alimentaba a través de una sonda, bajó 20 kilos y tenía una traqueotomía que la ayudaba a respirar. Al respecto, menciona: “Al principio no estaba motivada para recuperarme, hasta que el equipo de la clínica puso en mi habitación imágenes de mi familia y, con ayuda de los terapeutas ocupacionales, tenía videollamadas con mis seres queridos. En la clínica me dieron todas las facilidades para salir adelante”.
En el proceso de recuperación comenzó con ejercicios en la cama, hasta que estuvo preparada para ponerse de pie. Al inicio, sus piernas tiritaban mucho, pero los kinesiólogos la ayudaron con las terapias.
“El equipo siempre me decía que creía en mí y que yo era capaz, eso me incentivó a luchar para recuperarme. Estoy muy agradecida de Clínica Ciudad del Mar, de todos los profesionales que me atendieron. Era gratificante el hecho de recibir apoyo incondicional por parte de los TENS, auxiliares, kinesiólogos, terapeutas ocupacionales, nutricionistas, enfermeras y doctores”, destaca.
A pesar de su evolución, Valentina quedó con algunas secuelas que deberían evolucionar de forma positiva con ayuda de terapia. En un principio tenía su brazo derecho sin movilidad por estar mucho tiempo en posición prono (acostada boca abajo), pero gracias a las sesiones de ejercicios ahora lo puede mover. Además, su mano izquierda aún tiene un leve temblor. “El hecho de no poder comer, bañarme, vestirme sola y no poder alimentar a mi hijo ha sido muy fuerte para mí. He perdido mucha masa muscular, pero con ejercicios y paciencia, poco a poco me he recuperado”, confiesa.
Finalmente, Valentina agrega: “Hago un llamado a que tomen todas las medidas de autocuidado. Usar mascarilla, higienizarse las manos, mantener el distanciamiento social y la vacunación pueden salvarles la vida. No confíen en que por ser jóvenes no les va a pasar nada. Si te amas y amas a tu familia, por favor, cuídate”.