El cáncer sin metáforas

El cáncer transforma la mirada del otro y por momentos evitamos ir más allá para no caer en la incomodidad y el morbo de preguntar qué se siente o si vas a morir…  por lo que el primer impacto emocional que desencadena el ser diagnosticado es siempre difícil.

Difícil porque las dimensiones más íntimas del paciente se alteran (psicológica, salud, familia, laboral, social y espiritual), la realidad misma se desequilibra y los planes en todo sentido cambian. Algo que definitivamente los hace más vulnerables porque deben replantearse sus posibilidades y prioridades del aquí y ahora. 

Desde el ámbito asistencial, los psicooncólogos estamos presentes en todo este proceso de reconocimiento, aceptación e incertidumbre, donde cada caso es único  y distinto, porque los tiempos de cada persona son diferentes”.

 Desde tu rol, ¿cómo guías la orientación?

“Desde mi rol, las orientaciones van dirigidas a una psicoeducación acerca de la enfermedad, los cuidados y síntomas asociados, así también debemos ir desmitificando ciertos aspectos que lleva consigo la enfermedad.

En la fase de diagnóstico, por ejemplo, ahondamos en su experiencia personal, comunicándoles todo lo relativo al proceso que de aquí en adelante comenzará a vivir su cuerpo con las terapias. La idea es ir preparándolos sesión a sesión para los cambios, consiguiendo en la mayoría de los casos una buena adherencia al tratamiento.

La incertidumbre de qué pasará en el futuro próximo genera mucha angustia, tanto en ellos como en su círculo más cercano, es por eso que los ayudamos a canalizar sus emociones centrándolos en vivir su presente, acogiendo sus silencios, sin imponer creencias o juicios”.

En lo afectivo y relacional, ¿cómo lo toma la familia y sus cercanos?

“El cambio siempre es significativo, para bien o para mal. Hay parejas y familias que viven el proceso de manera muy positiva (mayor unión, acercamiento y conocimiento de la enfermedad) sin embargo, hay quienes presentan dificultades al afrontar el diagnóstico y todo lo que conlleva, porque todos sufren mucho.

En este ámbito la psicooncología busca facilitar la manera de afrontar los cambios que deja el tratamiento en la imagen externa del paciente. La caída del pelo, por ejemplo, es mucho mejor tolerada por los hombres; en ellas es un tema que tiene que ver con la femineidad misma, por lo que con frecuencia se conversa en las sesiones como enfrentar este periodo”.

Y finalmente, ¿qué es lo más inspirador de tu trabajo?

“Lo que me inspira todos los días es ayudarlos a construir su nueva realidad, sin miedos ni limitaciones. Empezar desde cero a vivir la vida con un sentido más propio: la de uno mismo”.