La dismenorrea es una enfermedad caracterizada por la presencia de dolor durante la menstruación y que interfiere con las actividades diarias. Es un trastorno frecuente que afecta entre un 50 y 90% de las mujeres en edad reproductiva. Cuando es grave, interfiere con el desempeño de las actividades diarias, a menudo conduce al ausentismo de la escuela, el trabajo y otras responsabilidades.
El Dr. Aníbal Scarella, ginecólogo de Clínica Ciudad del Mar, explica que el dolor puede aparecer con la menstruación o incluso precederla en varios días. “Por lo general, el dolor desaparece una vez terminado el sangrado. La dismenorrea puede manifestarse con diferentes tipos de dolor, incluyendo agudo, punzante, sordo, urente o un dolor lacerante”.
El especialista asegura que, además, la dismenorrea puede coexistir con otros síntomas, como un incremento de la cantidad del sangrado, los que finalmente agravan las señales de la paciente. De este modo lo relevante es que, como el dolor no puede ser medido, es habitual que las mujeres que lo padecen sean incomprendidas y tratadas por sus pares e incluso por profesionales de la salud como “exageradas”, deteriorando aún más la calidad de vida de quienes sufren este mal.
La dismenorrea se divide en dos categorías, primaria y secundaria. La primaria se refiere a la presencia dolor pélvico recurrente que se produce durante la menstruación en ausencia de una enfermedad demostrable, y que podría dar cuenta de estos síntomas. Este tipo de dolor por lo general no está relacionado con problemas específicos en el útero u otros órganos pélvicos, el aumento de la actividad de la prostaglandina, la cual se produce en el útero, juega un papel importante en esta afección. Por el contrario, la dismenorrea secundaria tiene las mismas características clínicas, pero se produce en las mujeres con algún tipo de trastorno, como la endometriosis, adenomiosis o fibromas uterinos.
El Dr. Scarella explica que la dificultad radica en poder diferenciar entre los dos tipos de dismenorrea. En el caso de la primaria el tratamiento es sencillo y con buena respuesta. Con el uso de antiinflamatorios como el naproxeno sódico, o el ibuprofeno, se observa una disminución del dolor en un 70 y 90% de las pacientes, iguales o mejores resultados se obtienen con el uso de anticonceptivos orales. Sin embargo, estos tratamientos son insuficientes o ineficaces en los pacientes que presentan dismenorrea secundaria.
El profesional recomienda que las pacientes consulten en forma oportuna a un ginecólogo experto que les ayude a diferenciar entre las dos entidades. El médico revisará su historial médico, incluyendo sus síntomas y los ciclos menstruales, además de realizar un examen pélvico y eventualmente solicitar una ecotomografía.
El diagnóstico diferencial no es sencillo y, por ejemplo, para la endometriosis se ha demostrado que entre la aparición de los síntomas y el diagnóstico definitivo pueden transcurrir de 5 a 7 años. En términos generales, los síntomas que orientan a una dismenorrea de origen secundario son:
-La aparición del dolor desde la primera regla.
-La aparición brusca de dolor.
-El dolor progresivo en el tiempo.
-La mala respuesta a los tratamientos convencionales (antiinflamatorios o anticonceptivos).
-El dolor que se lateraliza en la pelvis.
-El dolor menstrual que se asocia dolor con la actividad sexual o con dolor al defecar.