Día Mundial del Alzheimer: Cómo ayudar a la memoria

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Con el paso de los años, es normal que se vayan perdiendo algunas facultades: la vista no es la misma, el oído comienza a fallar y, algunas veces, la memoria deja de recordar. Si bien esto puede ser “normal”, es necesario estar atento a las señales. El Dr. Pablo Araya, neurólogo de Clínica Ciudad del Mar, explica sobre esta patología y cómo abordarla.

Pérdida de memoria, problemas de lenguaje, alteraciones conductuales y desorientación de tiempo y espacio, son algunos de los síntomas más frecuentes de para reconocer la aparición del Alzheimer, enfermedad neurodegenerativa que provoca una pérdida progresiva de la capacidad intelectual, y que se manifiesta clínicamente como una demencia.

“En su desarrollo está involucrada la muerte de las neuronas cerebrales y la atrofia del cerebro, pero su causa definitiva se desconoce. Aunque existen muchos estudios en relación a su causa aún no se sabe porque le ocurre a algunas personas y a otras no”, sostiene el neurólogo de Clínica Ciudad del Mar, Dr. Pablo Araya.

Esta patología representa cerca del 70% de las demencias en total (que incluye la senil y la vascular, entre otras), y va determinando una disminución de la capacidad intelectual del individuo, suficiente como para interferir en el desempeño social y funcional de éste y su calidad de vida.

La memoria más afectada es la de corto plazo, donde la persona tiene muchas dificultades en recordar lo que hizo durante ese día pero recuerda bastante bien los detalles aprendidos hace tiempo o su infancia.

Si bien la edad avanzada y algunos factores genéticos son elementos de riesgo para su desarrollo, se sabe que excepcionalmente puede ocurrir en personas jóvenes, menores de 50 años.

Síntomas y etapas

La enfermedad de Alzheimer se inicia en forma lenta y puede clasificarse en tres etapas: temprana, intermedia y avanzada.

En la fase temprana hay trastorno de memoria y de la destreza viso espacial, que muchas veces pasa desapercibida y que frecuentemente se confunde con trastornos asociado al envejecimiento normal. Puede haber dificultad para recordar cosas sencillas, de la vida diaria. “Este tipo de problemas pueden representar una molestia, pero no son lo suficientemente graves como para causar preocupación”, sostiene el Dr. Pablo Araya.

A medida que avanza la enfermedad, los síntomas se notan con mayor facilidad y se agravan de forma tal que hacen que las personas con Alzheimer y sus familiares busquen ayuda médica.

Luego se encuentra la etapa intermedia, donde las personas comienzan a olvidar el nombre de personas y acontecimientos recientes. Además, puede haber dificultad para comunicarse, hay cambios conductuales, como deambular errático a horas que no corresponden. Comienza a ser necesaria la ayuda para el cuidado personal. Al estar perdiendo su autonomía producto de la enfermedad, las personas pueden volverse inquietas o agresivas.

Finalmente, está la etapa avanzada, fase en donde la dependencia y la inactividad son casi completas. No son conscientes de tiempo y espacio, por lo que los pacientes parecen confusos en forma permanente. Es muy difícil comunicarse con ellos, pues no reconocer ni siquiera a sus familiares. El cuidado personal depende completamente de otras personas.

Cómo enfrentar la enfermedad

Actualmente, el tratamiento se basa en un manejo multidisciplinario del paciente y su entorno. “El diagnóstico se hace clínicamente aunque existen algunos exámenes de apoyo, pero debe quedar claro que no existe ningún de laboratorio o de rayos X que sea definitivo respecto de esta enfermedad”, indica el neurólogo de Clínica Ciudad del Mar.

Lo anterior lo hace el médico con la información que dispone del interrogatorio del examen directo al paciente y sus familiares ―pilares fundamentales de la persona con Alzheimer― y de exámenes que le hayan ayudado a descartar otras enfermedades que se pueden confundir.

Es importante recordar que el tratamiento de esta enfermedad no es curativo, sino más bien para darle al paciente una mejor calidad de vida. En este sentido, explica el doctor Pablo Araya, se puede proceder por medio de dos componentes fundamentales: el no farmacológico y el farmacológico.

El primero consiste en preparar un lugar grato para que el paciente se sienta a gusto y no esté expuesto a peligros y pueda moverse con libertad.

“Debe optimizarse la seguridad, evitando que el paciente tenga que utilizar escaleras, idealmente su habitación se encuentre en el primer piso por ejemplo. Mantener una adecuada alimentación e hidratación. Utilizar la menor cantidad de medicamentos posibles. Eliminar factores que puedan agitarlos y precipitar conductas agresivas como visitas multitudinarias a la casa”, explica el neurólogo.

El tratamiento farmacológico, en tanto, se pueden sub-clasificar en dos: los fármacos específicos, como los inhibidores, que han demostrado que pueden endentecer de manera muy sutil la enfermedad y en algunos casos mejorar las capacidades del paciente por un tiempo. Y también están los fármacos no específicos, que ayudan a manejar los síntomas asociados al Alzheimer como depresión, insomnio, agitación dentro de los cuales están los antidepresivos y los antisicóticos atípicos.

“Ningún tratamiento por sí solo es muy eficaz contra la enfermedad, pero utilizados en combinación y racionalmente ayudan bastante en muchos casos”, puntualiza el Dr. Pablo Araya.

Envejecer sanamente

El especialista de Clínica Ciudad del Mar precisa que las personas no deben esperar a tener 65 años para comenzar a cuidarse, sino que debe ser a lo largo de la vida, con rutinas saludables, ya que los factores de riesgo se desarrollan en la vida media.

Si bien el Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que no tiene cura, se pueden tomar medidas para retrasar su avance, entre ellos:

  • Aprender a tocar algún instrumento
  • Aprender idiomas
  • Ejercicio físico y alimentación saludable
  • Lectura
  • Realizar controles preventivos de enfermedades