La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria, producida por una predisposición genética que provoca la falta de la proteína filagrina, lo que genera que la piel pierda fácilmente agua, permitiendo que alérgenos penetren en ella.
Cuando el padre o la madre tienen esta patología, asma o rinitis alérgica, es probable que los hijos tengan dermatitis atópica. Además, es frecuente que niños de ambientes urbanos la desarrollen por factores ambientales.
El Dr. Salvador Villablanca, dermatólogo de Clínica Ciudad del Mar, explica: “Suele ser mucho más común que aparezca en la infancia, comenzando a manifestarse los síntomas iniciales durante el primer año de vida, aunque puede debutar en edades más adultas. Los principales síntomas son picazón y piel muy seca que tiende a ponerse de color rojo. No es una enfermedad grave, pero el paciente al rascarse mucho, puede llegar a generar una infección secundaria que a veces amerita hospitalización”.
La dermatitis atópica está catalogada como crónica recurrente, es decir, tiene episodios de brote donde se activa. Por otro lado, se encuentran los periodos de remisión en que la piel se ve aparentemente sana, sin molestias, pero ello no significa que la patología ha desaparecido.
El dermatólogo agrega: “Existen pacientes que tienen brotes todos los meses, cada 6 o incluso una vez al año, esto depende de la severidad y edad de la persona. En los lactantes suele afectar en las mejillas y tronco, mientras que en los adultos aparece en los pliegues cubitales, donde están los codos y detrás de las rodillas. Dentro de los factores que pueden hacer que vuelva a aparecer están el uso de perfumes y detergentes aromatizados, también los epitelios de los animales, principalmente de gatos y en menor medida de los perros”.
Es fundamental que el paciente que presente síntomas sea examinado por un dermatólogo, sobre todo por los diagnósticos diferenciales, ya que muchas veces pueden ser catalogados como atópicos teniendo otra enfermedad, como sarna o dermatitis de contacto.
Se debe tener presente que esta patología no es una alergia a algo externo, sino que es el propio cuerpo que se enrojece e inflama por la falta de proteína filagrina.
Finalmente, el especialista añade: “La dermatitis atópica no se puede prevenir, pero es posible evitar los brotes. Los tratamientos consisten en aplicar corticoides tópicos, con los cuales la gran mayoría de los pacientes responde rápidamente. Se debe evitar el uso del jabón y tener un hábito de lubricar la piel todos los días con cremas que tengan la menor cantidad de preservantes y perfumes. Por otra parte, cuando los brotes son severos, se recurre a pautas cortas de corticoides orales y, en casos más rebeldes, se utilizan fármacos para lograr que el paciente llegue a un estado de remisión. En Clínica Ciudad del Mar, también contamos con fototerapia, que consiste en exponer la piel del paciente a una luz ultravioleta específica, eso ayuda al proceso de remisión”.