Mirtha Andaur, de 81 años, fue intervenida de una colostomía al ser diagnosticada de cáncer colorrectal.
Desde el año 2023, comenzó a sentir dolores fuertes en el estómago, acompañados de indigestión y sangramientos en las deposiciones. Tuvo 2 hemorragias en octubre y diciembre, lo que le generó una anemia y baja de peso considerable.
“Estuve con esta sintomatología durante un año y medio, en silencio, sin comentar ni contar a nadie, para no preocupar a mi familia. Cuando noté que esto ya me estaba pasando la cuenta, acudí a un centro de salud para exponer lo sucedido. Me derivaron al hospital, donde el especialista que me atendió me realizó exámenes de laboratorio, los que arrojaron el resultado de un cáncer colorrectal”, comenta.
El recibir esta noticia fue muy fuerte para Mirtha, ya que la incertidumbre de lo que pasaría la angustiaba de sobremanera. Fue en ese proceso, donde la derivaron a Clínica Ciudad del Mar, donde la recibió el Dr. Francisco Báez, coloproctólogo.
Señala que: “El médico me atendió desde el primer día con empatía, siempre su trato fue con mucho afecto y apoyo. Me citó inmediatamente para programar la colostomía, cirugía necesaria para tratar mi enfermedad”.
“La paciente fue intervenida en febrero de este año. Se optó por realizar un tipo de resección especial llamada abdomino-perineal, debido a que su tumor se encontraba en el recto inferior, comprometiendo el esfínter. La cirugía mínimamente invasiva, permitió una recuperación favorable. Tras el procedimiento, debe completar su tratamiento con quimioterapia, lo que será materia de discusión en comité oncológico, instancia multidisciplinaria fundamental para la toma de decisiones en estos casos”, explica el coloproctólogo.
Mirtha cuenta que pensó en tomarla decisión de operarse, ya que tendría que aprender a vivir con esta condición, pero las explicaciones del médico junto a sus molestias le hicieron darse cuenta que era la mejor opción para seguir viviendo. Sin la intervención, el cáncer seguiría avanzando y produciendo cada vez más daño en su cuerpo.
“Agradezco infinitamente a todo el personal de la clínica, en especial al Dr. Francisco Báez y su equipo médico, así como el personal de la UCI y UTI, enfermeras, nutricionistas, kinesiólogos, TENS y auxiliares, quienes me asistieron en momentos difíciles ya que necesitaba profesionales con vocación y empatía para que me apoyaran cuando estuve vulnerable física y emocionalmente”, destaca.
Hoy se encuentra recuperada de la operación y está a la espera de comenzar su tratamiento con quimioterapia. “En este transcurso he aprendido que la salud es lo más importante, debemos prestar atención a los síntomas que nos da nuestro cuerpo y que dejarse estar puede traer graves consecuencias. Es por esto por lo que hay que asistir a controles periódicos para saber que nuestro cuerpo está bien”, manifiesta.