En Chile, según el Ministerio de Salud, la tasa de parto prematuro se encuentra en un 6% y, en los últimos años, ha tenido un aumento significativo. Las causas de este fenómeno tiene origen obstétrico como gestaciones múltiples, técnicas de reproducción asistida, infecciones maternas, hipertensión arterial, obesidad, tabaquismo, consumo de alcohol, entre otras.
Esta situación es definida como el término anticipado del embarazo, lo cual sucede antes de las 37 semanas de gestación y ocurre de manera espontánea o por indicación médica ante condiciones de riesgo para la madre, el feto o ambos.
El Dr. Eduardo Ahumada, médico coordinador de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal de Clínica Ciudad del Mar, explica: “Los avances en los cuidados perinatales y neonatales tienen el objetivo de mejorar las tasas de sobrevida de estos prematuros, disminuir al máximo la aparición de secuelas, principalmente, neurológicas y la carga de enfermedades a mediano y largo plazo. Esto, ya que existe un incremento de la prevalencia de patologías respiratorias, alteraciones del desarrollo psicomotor y aumenta el riesgo para desarrollar condiciones crónicas no transmisibles”.
El pediatra neonatólogo comenta que gran parte de los prematuros no han desarrollado completamente todos los órganos, por lo cual necesitan ser hospitalizados y tener cuidados especiales, donde se resguardan los siguientes ámbitos:
“Mientras más prematuro es un recién nacido, su hospitalización será más prolongada, pudiendo alcanzar hasta los 3 meses en los menores de 27 semanas. Sin embargo, una vez alcanzado un peso cercano a los 2 kg y edad gestacional normal, habitualmente se puede programar el alta a su hogar. Previo a esto, el menor debe lograr mantener la temperatura corporal estando en la cuna, ser alimentado por lactancia materna directa o mamadera, con o sin requerimiento de oxígeno, comprobando un incremento de peso en controles previos al alta”, añade el pediatra.
Los prematuros extremos, con lesiones neurológicas o signos de alerta durante el seguimiento, deberán recibir tratamiento multidisciplinario con kinesiólogo, terapeuta ocupacional, psicólogo y fonoaudiólogo. Asimismo, según su evolución clínica, se evaluará que requieran atención por neurólogos, broncopulmonares, endocrinólogos, cardiólogos, gastroenterólogos y nutricionistas.
Finalmente, el Dr. Ahumada agrega: “Las guaguas con estas condiciones necesitan recibir las vacunas correspondientes, acudir a todas sus visitas médicas, incluyendo las revisiones regulares a la vista y audición. Se sabe que las tasas de lactancia materna en este grupo de pacientes es baja, sin embargo, se debe estimular a la madre y su entorno para lograr potenciar esta instancia. Los padres deben tomar precauciones en cuanto al flujo de visitas, que deben ser lo menos posible, asegurando que las personas que concurran se encuentren sanas”.