Con el término de las vacaciones, es muy común que algunas personas presenten problemas para poder regular el ciclo de sueño habitual, sobre todo para los niños, lo que puede generar repercusiones en su salud.
Las horas necesarias para que una persona pueda recuperarse, dependen de la edad, por ejemplo, los preescolares deben dormir de 9 a 10 horas, escolares 9 y los adolescentes en educación secundaria, 8.
El Dr. Enzo Rivera, neurólogo especialista en trastornos del sueño de Clínica Ciudad del Mar, menciona: “El descanso nocturno tiene múltiples funciones en la salud a nivel de la inmunidad, tiene una labor fundamental en los mecanismos de reparación tisular, esto quiere decir cicatrización, recuperación de enfermedades, entre otros. Los niños que duermen poco, tienden a tener menos eficiencia en estos aspectos”.
Cuando inician las clases y la jornada laboral de los padres, lo ideal es que los menores puedan ir a dormir alrededor de las 21:00 horas, cuando se va ocultando el sol y baja la intensidad de los sonidos externos, evitando todos los estímulos luminosos, auditivos y visuales. Se debe realizar alguna actividad que les pueda inducir tranquilidad como leer un cuento, escuchar música, entre otros.
El especialista añade: “La rutina de irse a la cama y despertar debe ser siempre a la misma hora, no hacer cambios los fines de semana, tengan o no clases. Evitar las siestas, aunque pueden durar máximo una o dos horas, pero superar ese tiempo puede generar problemas en la noche”.
A su vez, es recomendable disminuir las horas de las pantallas, celulares y juegos. Consumir una alimentación liviana en la noche, sin bebidas estimulantes. Por otra parte, es necesario generar un ambiente de calma, apagar las luces que no son necesarias para que los niños entiendan que es hora de dormir.
“Los cambios de horario para el descanso nocturno se pueden realizar sin complicaciones cuando se hacen con tiempo. Lo ideal es comenzar con tres semanas de anticipación, donde los menores se deben acostar y levantar media hora antes de lo habitual. Si todo va bien, la segunda semana se adelanta otros 30 minutos más y la tercera lo mismo. Si se necesita realizar una adaptación más rápida, se puede hacer cada cuatro días, pero es muy importante que este cambio vaya siendo gradual”, explica el neurólogo.
Cuando el sueño no es regulado, los niños pueden presentar problemas en clases. Muchos desarrollan un síndrome tipo déficit atencional con hiperactividad y se comportan de manera más activa.
Finalmente, el Dr. Rivera agrega: “Si los familiares notan que al menor le cuesta levantarse, suele andar somnoliento durante el día, falla mucho la concentración, las tareas se hacen más difíciles, existen cambios de humor como irritabilidad, respuestas inadecuadas a su entorno, se pone violento, tiene problemas de comportamiento en clases, agresividad frente a sus compañeros, frustración, todo esto de manera reiterativa, deben consultar con un especialista para un análisis y tratamiento que ayude a regular el sueño del niño”.