Reciente informe dado a conocer por la Organización de Naciones Unidas señaló que 3 de cada 10 mujeres chilenas sufre de obesidad. Un nuevo término acuñado “psiconutrición”, que incluye tanto nutrición y psicología toma más fuerza como la clave para luchar contra esta epidemia. Las especialistas de Clínica Cuidad del Mar, nutricionista Lilian Contreras y psicóloga Claudia Badilla, explican la importancia de un trabajo en conjunto para combatir con éxito la enfermedad y no reducirlo a solo una dieta restrictiva.
La psiconutrición es un nuevo término que ha venido tomando fuerza estos últimos años en salud, palabra que si bien no tiene un significado especifico habla de la unión de dos disciplinas, psicología y nutrición. Las últimas cifras dadas a conocer sitúan a Chile entre los primeros países con alto índice de obesidad y sobrepeso. Y en el caso de las mujeres, las chilenas registran la mayor tasa de Sudamérica.
Tomando en cuenta estas estadísticas, se hace necesario buscar nuevas formas de hacer frente a la situación. La nutricionista de Clínica Cuidad del Mar, Lilian Contreras, considera necesario utilizar ambas especialidades en conjunto, ya que bien complementadas, favorecen un cambio de hábitos y estilo de vida permanente para combatir la obesidad y sus patologías asociadas. “La obesidad no se genera simplemente por causa de la comida chatarra o por el sedentarismo, se produce como resultado de una serie de factores que son personales e independiente en cada persona. Pueden ir desde carencias emocionales, hábitos familiares, trastornos alimentarios, pensamiento equivocados o dañinos, entre otros”, señala.
El estado de ánimo está muy relacionado con la manera en que uno come y muchas veces sirve como consuelo. Comer como respuesta a alguna emoción, sentir ansiedad o el excesivo precio de los alimentos saludables son los principales factores que influyen en la alimentación diaria, donde resaltan aquellos altos en grasa y calorías que elevan el nivel de serotonina, la responsable de mantener el equilibrio en el estado anímico.
Según la psicóloga Claudia Badilla, esto sucede debido a aprendizajes inadecuados donde se utiliza la alimentación por sus efectos secundarios como placer, facilitador de la comunicación con otro, expresión de afectos, neutralizador de emociones, entre otras. Por lo mismo la especialista recalca la importancia de entender al individuo como un todo y trabajar en conjunto para que no se resuma solo en una dieta restrictiva. “Hablamos de un cambio que contemple una reestructuración cognitiva respecto a la conducta alimentaria, que es lo que va a facilitar la mantención de la baja en el tiempo, cada vez con menos esfuerzo debido a la mayor fuerza del nuevo hábito.”
Por medio de esta unión, se puede lograr ese cambio necesario, que muchas veces se quiere lograr con productos o capsulas mágicas, que prometen eliminar la obesidad sin dietas, ni ejercicios y romper con el mito de la dieta solo en base a restricción, que no hace más que patologizar la relación con la comida .