Fumar es una adicción socialmente aceptada que se ha transformado en una epidemia mundial. Las cifras de la Organización Mundial de la Salud, señalan que en promedio muere una persona cada seis segundos a causa del tabaco.
Si bien el consumo de cigarro es la principal causa de muerte evitable en el mundo, la nicotina que es uno de los principales compuestos de la hoja de tabaco, es altamente adictiva, y su experimentación durante la niñez y la adolescencia llevan a un gran nivel de dependencia.
“Se sabe que el riesgo para la salud es acumulativo, por lo tanto mientras más años fumen peor será la salud de estas personas”, explicó la Dra. Mónica Gutierrez, Neumóloga de Clínica Ciudad del Mar en una charla abierta a la comunidad que llevaba por título “Quiero dejar de fumar, pero no puedo”.
Asimismo, agregó que los efectos dañinos del cigarrillo en el organismo son múltiples. “En el ámbito cardiovascular existe un mayor riesgo de presentar un infarto, accidentes vasculares y obstrucción de arterias. Por otro lado favorece la aparición de diferentes tipos de cáncer. El fumador tiene 30 veces más riesgo de tener un cáncer pulmonar y 4 veces más riesgo de presentar un cáncer laríngeo que la población general. También son más propensos a desarrollar un cáncer de cuerdas vocales, boca, estómago, páncreas, vejiga, mama, útero y varios más”.
Finalmente, afirmó que además de ser causa importante de enfermedades respiratorias, como la bronquitis y laringitis crónica, es también uno de los principales factores de riesgo de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica.
“Los efectos nocivos del cigarro se extienden más allá del sistema respiratorio, siendo otra de sus consecuencias la disminución en la producción de espermios en los hombres, que aumenta la probabilidad de infertilidad; produce un envejecimiento precoz de la piel, y oscurecimiento de la dentadura y mal aliento, entre muchos otros”, concluyó.