Si bien no todas las mujeres sobre los 35 años presentan problemas con la concepción y el embarazo, ya que están en juego otros factores como el estado de salud y el estilo de vida, las probabilidades de quedar embarazada son menores y el riesgo de un embarazo con complicaciones aumenta.
Los especialistas concuerdan en que la mejor edad reproductiva es entre los 20 y los 30 años y que sobre los 37, ya puede ser muy tarde. Esto se explica porque las mujeres nacen con un número determinado de folículos (ovocitos), célula germinal femenina que está en proceso de convertirse en un óvulo maduro, que a partir de la adolescencia, con el primer ciclo menstrual, se van perdiendo en forma continúa a lo largo de la vida.
“No hay nada que se pueda hacer para detener la pérdida de ovocitos. Los folículos se van perdiendo independiente del uso de anticonceptivos o del embarazo. Incluso, más de un 90% de los folículos se ha perdido antes de la primera regla en la mujer. Lo más crítico es cuando la mujer comienza a intentarlo a los 40 años, ya que la pérdida se acelera, y hace más difícil lograr un embarazo”, explica el Dr. Aníbal Scarella, ginecólogo experto en reproducción humana de Clínica Ciudad del Mar.
Además de lo anterior, el especialista agrega que otro aspecto relevante es que en la medida que las mujeres envejecen, es más frecuente que las pacientes presenten enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes, entre otros problemas, que también ponen en riesgo el embarazo.
Es por todos estos antecedentes que al tomar la decisión de postergar la maternidad se debe considerar el tema de la fertilidad, porque necesariamente está relacionada con la edad. Es así como una mujer de 20 años que quiere quedar embarazada tiene un 25% de probabilidades de lograrlo, mientras que a los 30 años empieza a disminuir a un 15%, y luego de los 35 años baja a un 10%. “Si bien la edad de la mujer es por sí sola el factor más determinante en la fertilidad de una pareja, también influye cómo están los espermios del hombre, las trompas y el útero de la mujer, etc.”, explica el especialista.
Otras consecuencias de un embarazo tardío son los mayores peligros a los que se exponen tanto la madre y el feto. Si el embarazo del primer hijo es después de los 40 años, pueden presentarse enfermedades como la preeclampsia, diabetes gestacional, alteraciones en la tiroides y abortos espontáneos en el caso de la mujer. Para el feto en tanto, aumenta la posibilidad de tener una malformación y alteraciones cromosómicas o genéticas como el síndrome de Down.