Alejandro Buccione, de 44 años, se realizó un bypass gástrico para tratar su obesidad.
Comenzó a subir de peso a los 21 años, pero en ese momento no le llamó la atención. Al pasar los años, su aumento fue más notorio, llegando a pesar 154 kg. Con ello, aparecieron múltiples complicaciones de salud; diabetes mellitus tipo 2, dislipidemia, hígado graso, hipertensión y arritmias.
Alejandro señala: “Al principio no me generaba mayor problema, pero luego el sobrepeso empezó a limitarme, llegaron mis hijos y realmente fue complicado no poder realizar actividades simples con ellos, como un paseo en bicicleta o una caminata al aire libre. Además, acciones cotidianas terminaron transformándose en un suplicio, por ejemplo, algo tan sencillo como ponerse un par de calcetines”.
Ingresó al Centro Integral de Obesidad de Clínica Ciudad del Mar, donde lo asistió un completo equipo integrado por el Dr. Claudio Canales, médico cirujano, Dra. Susana Velasco, médico general obesidad, Claudia Badilla, psicóloga, Daniela Cohen, nutricionista y Alejandra Rojas, enfermera.
“Todos me trataron muy bien. La enfermera Alejandra me ayudó con mucha paciencia en la coordinación de las horas médicas y exámenes, ya que trabajo en Quintero. Además, con la pandemia todo ha sido más complicado, pero ella fue vital para destrabar esas situaciones”, menciona.
Dió inicio a su tratamiento realizándose exámenes que arrojaron un diagnóstico de obesidad mórbida y enfermedades asociadas. En febrero de 2020, siguió con el régimen indicado por la nutricionista y en agosto, para su intervención, había bajado más de 20 kilos.
“El día de la cirugía estaba un poco nervioso, pero con la convicción de haber tomado una buena decisión, principalmente pensando en mi familia y, por supuesto, en mí. El post operatorio no fue nada complejo, antes de una semana ya había retomado la mayoría de mis actividades, siguiendo las recomendaciones del equipo”, comenta.
Para Alejandro, la operación ha sido la solución definitiva para la pérdida y el control de peso, ya que el régimen alimenticio no era suficiente para terminar con su sobrepeso, dadas las patologías que tenía.
“Sin duda, pasé del sedentarismo a recuperar la actividad física, volví a jugar padel y salgo todos los fines de semana en bicicleta con mis hijos. Literalmente es como haberme quitado un gran peso de encima, había olvidado lo que era llevar una vida normal”, añade.
Al día de hoy, ha bajado casi 60 kilos, sus enfermedades están totalmente controladas, incluso algunas desaparecieron. Cuenta que tiene las mejores opiniones de la atención que ha recibido en la clínica y los profesionales lo han apoyado antes, durante y después del proceso.
Finalmente, Alejandro agrega: “Si alguien está pasando por lo mismo que yo viví, debe atreverse sin dudas. Tal vez no será fácil, pero los resultados valen más que cualquier cosa. Aumentar tus expectativas de vida es algo que no tiene precio, sobre todo teniendo hijos pequeños o adolescentes. En definitiva, no hay mejor inversión que la salud de uno mismo”.