Aprende a Manejar los Reflujos de tu Bebé

El reflujo gastroesofágico es la vuelta de contenido del estómago hacia el esófago. Esta materia puede llegar hasta la boca, aunque muchas veces queda en el esófago y apenas produce molestias. Si bien, es normal que las personas tengan algunos momentos de reflujo cada día, la preocupación se da en los niños pequeños, aunque en general no les produce complicaciones.

 

El Pediatra de Clínica Ciudad del Mar, Dr. Claudio Cisterna aclara que “el bebé de pocos meses de edad expulsa bocanadas sin esfuerzo (regurgitaciones), las que suelen ser más frecuentes después de las tomas, cuando el estómago está lleno y cuando el niño está acostado, ya que entonces es más fácil que vuelva el contenido del estómago hacia arriba. En ocasiones, el niño puede vomitar con más fuerza, aunque no es lo habitual”.

El reflujo se considera normal en lactantes, la mayoría lo presenta hasta los 6 meses, sin embargo un porcentaje no menor lo presenta hasta el año de vida. Es una situación que no debe alarmar a los padres, salvo en algunas situaciones especiales. El Dr. Cisterna, explica que “se considera patológico o anormal, si el niño presenta mal incremento de peso, si paralelamente presenta síntomas respiratorios, como tos persistente, bronquitis, neumonías o si presenta, junto al reflujo, apneas. Además, si el vómito se asociara a gran esfuerzo, haya presencia de sangre o bilis.”

 

Diagnóstico y Tratamiento

 

Los síntomas suelen ser suficientes para hacer el diagnóstico en el bebé que, por lo demás, parece sano. Si la afectación es importante y hay síntomas de enfermedad, puede ser aconsejable realizar  ciertas pruebas para comprobar la intensidad y la frecuencia del reflujo:

 

  • Puede medirse la acidez en el esófago con una sonda fina durante 24 horas.
  • Si hay ardor u otros síntomas que hagan sospechar que el esófago pueda estar inflamado, suele ser conveniente hacer una endoscopia, que consiste en introducir un tubo con una cámara para ver directamente el aspecto del esófago.
  • Pueden realizarse exámenes radiológicos para completar el diagnóstico.

El Pediatra, comenta que como parte del tratamiento “hay medicamentos que favorecen que el esófago empuje hacia abajo el contenido que ha vuelto desde el estómago, aunque no siempre resuelven el problema. Existen otros fármacos que hacen que el estómago fabrique menos ácido, lo que evita que el esófago se inflame aunque haya reflujo.

En casos muy graves y que no responden al tratamiento con medicamentos puede ser necesario recurrir a la cirugía, que consiste en hacer una especie de lazo con la parte alta del estómago, alrededor del esófago, para dificultar que el contenido vuelva hacia arriba.” Todos estos tratamientos deben realizarse siempre por indicación del pediatra.

“Hay que prevenir las complicaciones que el reflujo puede producir a la larga, si no se trata de forma adecuada. Lo más eficaz es disminuir la acidez del estómago con medicamentos (siempre bajo supervisión médica). En los niños se han estudiado algunas formas de prevenir el reflujo, como levantar la cama en 30 grados (cabecera más alta), sin embargo, otras medidas como espesar el alimento, son aun discutidas”, concluye el Pediatra de Clínica Ciudad del Mar, Dr. Claudio Cisterna.