A prueba de Fuego

Dominique: “Para mí, ser bombera de la Decimoquinta Compañía de Bomberos “Bomba Israel” de Valparaíso nace de la necesidad de ayudar a las personas, entregando todo mi esfuerzo por salvar sus vidas y de poder ayudarles a conservar sus enceres que con tanto esfuerzo han reunido.

Ingresé a la compañía al ver el enorme trabajo que por años realizaba mi tío, en ese entonces yo solo tenía 12 años.  Actualmente, somos una ´familia bomberil´ integrada por mi tío, hermana mayor y prima además de mis dos hermanos menores en la brigada juvenil”. 

¿Cómo es la vida de un voluntario? Me imagino que siempre alerta ¿o no es tan así?

 Jorge: “Básicamente, algunos nos llaman “animales extraños”, porque estamos donde el común de la gente literalmente no quiere estar. Creo que la vida de un voluntario es siempre esa: estar preparado emocionalmente para enfrentar situaciones potencialmente peligrosas. Nadie dijo que era un trabajo fácil, por lo que nuestro aprendizaje es continuo y constante, donde los errores operativos del equipo no están permitidos, pues pueden costar vidas”.

 Patricio: “La vida de un voluntario está llena de abnegación, sacrificio y desinterés, y por otro lado, está la acción y la adrenalina. En verdad nunca sabes con qué te vas a encontrar. Son justamente esos casos en que pones a prueba tu fuerza interna  de nunca flaquear”.

 Dominique: “Mi vida como voluntario tiene bastantes obligaciones que incluye el pago de cuotas, comprar mis tenidas de trabajo, trajes de desfile, estar presente en reuniones, academias, cursos y especializaciones, además de participar en la guardia nocturna donde pasamos la noche en la Compañía, esperando ser despachados a alguna emergencia. No conocemos de navidades, años nuevos o celebraciones familiares, porque si sale una emergencia, allá vamos”.

Hablemos de la experiencia de ser bombero, ¿hay algún episodio que los haya marcado en lo personal?

 Jorge: “De las experiencias más grandes que me han tocado vivir, sin duda la explosión de Calle Serrano en Valparaíso y el mega incendio que afectó a los cerros del Puerto el año 2014 son de gran impacto. No obstante, uno de los episodios que hasta el día de hoy me marcan profundamente, fue el que viví hace algunos años, la madrugada de un 25 de diciembre, con una niñita de tres años que por esas cosas inexplicables atrapó su cabeza en el somier de fierro donde dormía, y que gracias a la ayuda oportuna del equipo de rescate pudimos salvarle la vida.

Desde ese episodio todos los 25 de diciembre la mamá nos visita en el cuartel, llevándonos de regalo una torta y agradeciéndonos infinitamente lo que habíamos hecho por su hija. Un hecho muy conmovedor que hoy como papá de dos niños me emociona y conmueve”.

Patricio: “Lo más emotivo que me ha tocado vivir es el recibimiento de un bebé en las afueras de la Cuarta Compañía, justo cuando nos preparábamos para celebrar un nuevo aniversario de la institución. Recuerdo estar arreglando temas de comida cuando aparece un taxi colectivo pidiendo ayuda, ya que una pasajera en el interior estaba dando a luz un bebé. Junto al equipo de bomberos y en contacto directo con el SAMU, y sus indicaciones, pudimos ayudar a esta mamá, siendo la operación todo un éxito”.

Dominique: “El episodio que más me ha marcado sin duda es la catástrofe ocurrida el 12 de abril del 2014, donde se quemaron miles de viviendas en Valparaíso y hubo gran cantidad de heridos y muertos.

Fue una experiencia compleja, ya que durante esa emergencia mi carro de bomberos quedó atrapado entre las llamas con 16 personas, dentro de las cuales estaba mi tío, mi prima y yo. En algún momento pensamos que no saldríamos de ahí; además, colaborando en ese mismo incendio, se encontraba mi hermana, de quien no teníamos ninguna información”. Fue realmente angustiante, pero gracias a dios no lamentamos pérdidas de vida al interior de la compañía”.