Tratamientos

Cáncer de próstata localizado

Una enfermedad localizada en la próstata da la opción de efectuar terapias con intención curativa. Si bien la sanación no es algo garantizable, ya que la enfermedad puede resurgir durante el seguimiento, es un escenario en el que la recuperación es posible y la sobrevida suele superar los 10 años, incluso en aquellos pacientes que presentan reaparición del cáncer. 

Los tratamientos más utilizados para tratar el cáncer localizado son la cirugía y la radioterapia externa. Existe una tercera alternativa en el GES (AUGE), que se denomina vigilancia activa para pacientes de bajo o muy bajo riesgo, la cual consiste en un seguimiento estrecho con exámenes.

Cirugía:
“Prostatectomía Radical”: Consiste en sacar por completo la próstata y vesículas seminales, con o sin la extracción de ganglios linfáticos pelvianos.  El procedimiento se puede realizar vía abierta, laparoscópica o robótica.

 

Radioterapia Externa:
Consiste en aplicar altas dosis de radiación sobre la próstata. Es un tratamiento que se administra en sesiones, por lo que el paciente debe concurrir al centro de radioterapia hasta completar el tratamiento.

Vigilancia Activa:
Corresponde a una estrategia de seguimiento estrecho a pacientes con cáncer de próstata de bajo o muy bajo riesgo. Para que este planeamiento funcione, se requiere apoyo con resonancia magnética, antígeno prostático seriado y biopsias confirmatorias. Tiene como objetivo aplazar el tratamiento con cirugía o radioterapia lo más posible, para evitar los efectos adversos de dichas terapias en personas que tienen cánceres poco amenazantes.

Cáncer de próstata metastásico

Cuando existe una enfermedad metastásica, las opciones curativas ya no son una alternativa, se debe optar por la mejor terapia disponible para prolongar la sobrevida y mantener una buena calidad de vida. 

El pilar del tratamiento para el cáncer de próstata metastásico se llama“Hormonoterapia”. 

Esta enfermedad es un cáncer hormono-dependiente, es decir que su actividad se ve directamente relacionado a la cantidad de hormona masculina (testosterona) en el organismo del paciente. La hormonoterapia consiste en disminuir la testosterona a niveles de indetectabilidad, lo que se denomina “castración bioquímica”. 

Desde el año 2015 en adelante se descubrió que además de este planeamiento, es fundamental asociar algún otro, como quimioterapia, radioterapia u hormonoterapia de segunda línea. Dado la complejidad de su administración, son siempre discutidos en comités oncológicos.