El crecimiento y la acumulación de estas células, dan lugar a un tumor que puede evolucionar hasta crecer y provocar una metástasis, es decir, afectar órganos vecinos, como el hígado, pulmones, entre otros.
Según el lugar del intestino donde comienza, esta patología se denomina como cáncer colorrectal o cáncer de colon o rectal. Los tratamientos dependen del sitio originado, ya que son diferentes para cada caso.
El cáncer colorrectal crece desde el revestimiento interno del intestino (mucosa). Por lo general, se desarrolla a partir de pequeños crecimientos en la pared del intestino llamados pólipos. La mayoría de ellos son inofensivos (benignos), pero se estima que entre un 5% y un 10% se convertirán en cáncer con el tiempo.
El pólipo más frecuentemente asociado al desarrollo de un cáncer colorrectal, es el adenomatoso o adenoma, el que predomina en un 70% a 85% de los casos.
Se pueden extirpar durante una colonoscopia para evitar que se vuelvan cancerosos. Si no se trata, el cáncer de colon puede crecer hacia las capas más profundas de la pared intestinal y propagarse desde allí a los ganglios linfáticos. Si la enfermedad avanza más, puede diseminarse a otros órganos, como el hígado o los pulmones.
El intestino es parte del tracto gastrointestinal inferior, que es parte del sistema digestivo. Está compuesto por el intestino delgado, grueso y el ano.
El intestino grueso mide aproximadamente 1,5 metros de largo y está compuesto por tres partes:
Para efectos prácticos, mucho de los médicos nombran el cáncer colorrectal según la ubicación anatómica del tumor:
La mayoría de los cánceres de colon y recto son una clase de tumor denominado adenocarcinoma, que es un cáncer de las células que recubren el tejido interno del colon y el recto. Otros se desarrollan con menor frecuencia, pero pueden comenzar en el colon o el recto, incluyendo el tumor carcinoide, el tumor estromal gastrointestinal también llamado GIST, por sus siglas en inglés, el carcinoma de células pequeñas y el linfoma.